Tuve una urgencia odontológica que me atendió mi cuñada que es una excelente profesional. El
día de mi cumpleaños (yom huledet), que normalmente se reciben regalos (matanot) recibí una
sorpresa no tan agradable; se me fracturó una muela. Mi cuñada, me salvó de que me la sacaran
y ahí está en mi encía vivita y coleando. Para eso tuvo que hacer un procedimiento no muy
sencillo, pero todo quedó bien. Después me refirió con otro odontólogo para que me
hiciera la corona (keter). Es un odontólogo también espectacular y él quedó fascinado
con estos pacientes latinos. Dice que somos buena gente.
Ir al odontólogo es casi lo mismo en todos
los países. Duele igual en hebreo, en inglés o en español. El vocablo ay, significa lo mismo
en cualquier idioma. La primera cita no entendía casi nada para seguir las instrucciones del
odontólogo, así como las de la secretaria. (masquirá), que también cumple un
importante rol respecto al cobro. Abre, cierra, liftoaj, lizgor. Han sido varias citas, así que a la
tercera ya estaba yo ducha en liftoaj, lizgor cada que el odontólogo lo requería. Además le
entendía casi todo lo que me comentaba. Eso es un gran adelanto para una latina que apenas trata de
balbucear algunos términos de esos que van de derecha a izquierda
Aprendí palabras del
contexto como
keter zmaní (corona provisional) y janijaim (encías). Seguramente cuando termine
el tratamiento tendré un milón (diccionario) odontológico un poco más amplio.
Si
ya uno logra adaptarse a cosas como peluquería, panadería, odontólogía y otros que
terminan en ía, puede decirse que se ha adaptado al nuevo país de residencia.
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