Aunque somos el pueblo del libro o el pueblo elegido, no nos sentimos superiores. Tratamos de hacer el bien y sembrar nuestro conocimiento a los países donde sentamos raíces y nos acogen en su suelo. Aportamos lo que sabemos y lo que podemos hacer en bien de las comunidades donde vivimos. Así somos los judíos. Dejamos una huella, tanto social, como económica y cultural. A los países donde ha llegado este grupo de gente nómada, algunas veces huyendo de persecuciones, otras intentando cambiar, pero siempre buscando y creciendo, se aporta cultura y crecimiento a las sociedad que nos abre una puerta de entrada.
Qué dejan los musulmanes a los países donde van? Siembran odio y terror y animan a la gente a odiar a las personas que profesan la religión judía y pertenecen a ese pueblo del
libro. A ese pueblo libre que tiene un país pequeño y recibe la mayor diversidad de personas para vivir en él. Es verdad que es el país de los judíos, pero allí conviven palestinos, que en ninguno de los países árabes los quieren aceptar, etíopes, rusos, latinos, europeos, en fin una diversidad de personas de distintas regiones, religiones, costumbres e ideologías. Los hay religiosos, laicos, latinos, fanáticos, gente de izquierda y de derecha. La mayoría son judíos, pero no necesariamente es un prerequisito para la convivencia. Hay personas que vienen de otros países y han adoptado la nacionalidad israelí, aunque no sean judíos; hay árabes y palestinos israelíes con derechos como cualquier otro ciudadano del
mundanal ruido.
El mundo tiene que escoger si prefiere que nos desaparezcan del mapa en un mundo gobernado por terroristas fundamentalistas. Y esto es desaparecer del mapa, primero a los judíos y después continúan con los demás o si prefieren que el pueblo judío siga aportando.
Los islamistas extremos aportan odio y violencia, nada constructivo. Si lo permitimos, se van a tomar el mundo y volver un estado islamista, algo similar a la “purificación” de la sangre que trató de hacer Hitler. Es lo que ellos consideran una limpieza étnica para posicionar al estado islamista como autoridad mundial. Será una sociedad con otros valores. No de vida, sino de muerte. No de construcción, sino de destrucción. En vez de crear paraísos para vivir y disfrutar, que pueden llegar a ser centros turísticos importantes, prefieren construir túneles para albergar terroristas y rehenes, cuando logran su cometido. Es increíble que el mundo esté de acuerdo con esta filosofía de muerte, los apoya y los sigue, hasta que les toque a ellos su turno. Ojalá el
mundo se de cuenta a tiempo y reaccione.

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