Reflexiones con Mauricio Aliskevicius

Mauricio Aliskevicius

A menudo se critica al pueblo judío, diciendo que no nos adaptamos al resto de las poblaciones en diferentes países.

En realidad la historia demuestra que eran los pueblos locales quienes imponían una separación física, cultural, legalizada.

Quiero comentar algunos casos contrarios. Personas no judías que de alguna forma tuvieron contacto con el judaísmo o los judíos.

El más conocido es el de Louis Armstrong, que sabía hablar idish perfectamente, que usó toda su vida en su cuello una estrella de David, y fue una familia judía quien lo ayudó desde su niñez y le dio el dinero para comprar su primer trompeta. Recomiendo escuchar en youtube "Go down Moses" un negro spiritual que interpreta maravillosamente.

Quien acaba de fallecer, Collin Powell, quien llegó a ser Secretario de Estado de EEUU, también hablaba idish porque se crió junto a judíos en los barrios más pobres de esa nación.

El menos conocido es Paul Robeson, negro norteamericano, quien junto al ruso Feodor Chaliapin son considerados los mejores bajos de la historia. Desconozco cuánto sabía él de idish, pero recomiendo escuchar sus grabaciones, y entre ellas encontrarán "A Yiddish Lullaby", una antigua canción de cuna judía, que canta en perfecto idish.

La curiosidad es que los tres nombrados eran negros y norteamericanos, para nada judíos.

Lamentablemente hoy en día política mal concebida, mal intencionada, junto a desinformación premeditada hacen que movimientos que deberían unir a los pueblos contra las injusticias sociales, especialmente contra el racismo, hacen campaña en favor de los habitantes negros y junto a eso atacan a los judíos, tanto a israelíes como a quienes viven en otros países, sin querer ver que ambos pueblos, el hebreo y el negro, son hermanos en el sufrimiento y la discriminación.

Es hora ya que el mundo recapacite, deje de creer ciegamente en ciertos políticos y la mayoría de los medios de información, abandone los fanatismos que son siempre ciegos. Es la única forma de comenzar a mejorar el mundo en el que vivimos.

El recalentamiento global y otros fenómenos de la naturaleza son sumamente dañinos, pero los fanatismos son igual o peor de peligrosos.